La Liahona

El élder David A. Bednar, del Quórum de los Doce Apóstoles, explicó cuál era el propósito de la Liahona y la comparó al Espíritu Santo en la actualidad:
“El Señor preparó la liahona y se la dio a Lehi y a su familia después de partir de Jerusalén y mientras se encontraban viajando por el desierto (véase Alma 37:38D. y C. 17:1). Esa brújula, o director, marcaba el camino que Lehi y su caravana debían seguir (véase 1 Nefi 16:10), sí, ‘un curso directo a la tierra prometida’ (Alma 37:44). Las agujas de la liahona ‘funcionaban de acuerdo con la fe, diligencia y atención’ (1 Nefi 16:28) de los viajantes y cesaban de funcionar cuando los miembros de la familia contendían y eran groseros, perezosos o se olvidaban de lo que debían recordar (véase 1 Nefi 18:12, 21Alma 37:41, 43).
Lehi y la Liahona
“Esa brújula también proporcionaba el medio por el cual Lehi y su familia podían obtener un mayor ‘conocimiento respecto a las vías del Señor’ (1 Nefi 16:29). Por consiguiente, los propósitos primordiales de la liahona eran proporcionar tanto dirección como instrucción durante un viaje largo y agotador. Ese director fue un instrumento tangible que sirvió como indicador externo de su estado espiritual interno ante Dios, y funcionaba de acuerdo con los principios de fe y diligencia.
La familia de Lehi con la Liahona
“Así como Lehi obtuvo bendiciones en tiempos antiguos, a cada uno de nosotros en esta época se le ha dado una brújula espiritual que nos dirige y nos instruye durante nuestro trayecto terrenal. Tanto a ustedes como a mí se nos confirió el Espíritu Santo al salir del mundo y al entrar en la Iglesia del Salvador por medio del bautismo y de la confirmación. Mediante la autoridad del santo sacerdocio se nos confirmó miembros de la Iglesia y se nos amonestó a buscar la compañía constante del ‘Espíritu de verdad, al que el mundo no puede recibir, porque no le ve ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros y estará en vosotros’ (Juan 14:17).
“Al seguir adelante por el camino de la vida, cada uno de nosotros recibe la dirección del Espíritu Santo de la misma forma en que Lehi la recibió por medio de la liahona. ‘Porque he aquí, os digo otra vez, que si entráis por la senda y recibís el Espíritu Santo, él os mostrará todas las cosas que debéis hacer’ (2 Nefi 32:5).
“En nuestra vida, el Espíritu Santo funciona exactamente como la liahona lo hizo para Lehi y su familia, de acuerdo con nuestra fe, diligencia y atención” (Liahona, mayo de 2006, págs. 30–31).